Aún volaban decenas de palomas alrededor de la plaza en busca de comida que la gente les ofrecía.
Pero la magia cayó cuando unas nubes oscuras se apoderaron de lugar; tenebroso panorama, solo esperábamos la lluvia de un momento a otro.
Nada echaría a perder la excursión que con tanto anhelo se había preparado. La lluvia llegó; y no se podía ver bien, solo una estampa difusa, abstracta de la catedral y su plaza. Buscamos refugio bajo las paredes de la iglesia; todos riendo y disfrutando aquel momento único que se convertiría en anécdota.
De pronto comenzamos a sentir un aire proveniente de aleteos, algo sobrevolaba arriba de nuestras cabezas; todos gritaban emocionados culpando a las palomas que también buscaban refugiarse de la tremenda lluvia.
Una paso muy cerca de mi dándome un aleteo y tirándome el sombrero; pero no parecía una ala de paloma; demasiado fuerte y grande, no dude al pensar en un ave mayor.
- ¿Alguien sabe si hay otro tipos de aves que se refugien en la catedral? Pregunté
- ¡Parece que no! - alguien respondió - ¡Diablos! -
-algo me golpeo por la espalda y no fue una paloma – expresó alguno más.
Un grito nos enchino la piel y nos aterro; algo subió a lo alto de la catedral dando la impresión de llevar una persona; la oscuridad y la torrencial lluvia no dejaron mirar con claridad, pero no dudamos que era cierto.
- Algo se llevo a quien estaba junto a mí - gritó un compañero
- no vi que fue, pero era grande sus alas casi me golpearon, se lo llevó -
Nos replegamos unos a otros con miedo, mientras los gritos del raptado provenían de las alturas. Temblabamos; no era por el frío del ambiente y ropa mojada, era miedo.
Otro aleteo se dejó escuchar y los que pudimos al piso nos tiramos, un grito más.
- ¿Qué fue eso por Dios? - Gritaron varios aterrados y de pronto un grito más; otra víctima que en las alturas se perdió. Corrí hacia en medio de la plaza ya no importaba si me empapaba de lluvia, solo deseaba alejarme del lugar ante la incertidumbre de algo desconocido y aterrador.
Los que salimos de allí cruzamos hasta las jardineras de enfrente tirándonos al piso;
no podíamos creer lo que mirábamos; gárgolas sobrevolando la catedral y bajando en picada para llevarse a los visitantes como alimento.
Sobre las torres se observaba la horrorífica escena donde algunas devoraban los cuerpos, no dábamos crédito a lo visto; cobraron vida aquellos guardianes de la catedral y se abalanzaron sobre los humanos para saciar su hambre.
Nos alejamos más ante el temor de ser devorados, cruzamos el puente sobre el Sena y nos volvimos a refugiar. No sé que habrá sucedido después, quienes quedamos a salvo buscamos salir de París en ese mismo instante, llevándonos aquella angustiante experiencia que nunca olvidaremos.
Solo queríamos conocer La catedral de Notre Dame y la magia del río Sena en aquella anhelada excursión.
Xavier H.©
Hola Xavier,
ResponderBorrarLa magia si que la conocieron pero no de la forma esperada.
Un viaje para olvidar, terrorífico.
Suerte en el concurso.
Un abrazo.
Una excursión fuera de lo normal. Gracias Irene
BorrarMe parece una idea magnífica para un relato más extenso, pasa todo demasiado rápido. Mucha suerte con el concurso. Saludos.
ResponderBorrarCoincido contigo, no puede ampliar más por motivos de tiempo. Gracias por la observación
BorrarUna experiencia angustiosa y aterradora, muy lejana de lo que cualquier turista desearía experimentar. Me ha parecido muy original que las gárgolas de la catedral cobren vida. A mí ya me dan miedo esculpidas en piedra, así que vivas y volando...
ResponderBorrarMuy bueno, Xavier.
Un saludo y mucha suerte en el concurso.
Tratando de hacer algo gótico es como surge la idea, se eriza de pensar si sucediera. Gracias Julia C.
BorrarMuy buen relato, Xavier, mezclando varios géneros, como el de fantasía y el de terror.
ResponderBorrarTras un comienzo donde la acción transcurre con normalidad, de pronto la fantasía y el terror se instalan, hasta contagiar de pánico al lector.
Te deseo mucha suerte en el concurso.
Un abrazo fuerte.
Muchas gracias querida Estrella por tu apreciación. Saludos
Borrar¿Qué tal Xavier? He llegado hasta aquí gracias a la iniciativa del compañero David Rubio.
ResponderBorrar¡Bien por tu imaginación! La verdad es que las gárgolas son temibles, con esos rostros de demonios, harpías, grifos, trasgos..., has tenido una buena idea situando tu relato en Notre Dame.
Suerte en el concurso Xavier. Hasta pronto compañero.
Como bien dices muy buena iniciativa de David que nos permite compartir y leer todas las propuestas de quienes participan.Muchas gracias Tara
BorrarHola Xavier he llegado como Tara desde la iniciativa del Tintero.
ResponderBorrarTerrífica excursión y terrorífica visión la de esas gárgolas cobrando vida, he notado el aleteo y el miedo erizando la piel en Notre Dame.
Interesante relato.
Saludos
Gracias Conxita por leerme y comentar, un gusto que también hayas llegado a esta iniciativa. Saludos
BorrarHola Xavier. Es la primera vez que visito tu blog. Has construido un relato estremecedor en el cual la imaginación pone su mirada en las gárgolas de la catedral. Te confieso que por momentos me sentí angustiado por la transfiguración en aves caóticas que se abalanzaban sobre la plaza. Un relato bien llevado que atrapa al lector.
ResponderBorrarEspero que tengas mucha suerte en el concurso. Un saludo.
Ariel
Muchas gracias Ariel, ciertamente de imaginar una escena así se enchina la piel.
BorrarMuy buen relato, Xavier. Terror gótico, podría decir. Escalofriante.
ResponderBorrarMucha suerte en el concurso.
Muchas gracias Bruno, saludos.
BorrarGracias, Xavi, bienvenido al concurso EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte con tu relato.
ResponderBorrarGracias a ti David por este interés e iniciativa, con estar compartiendo entre buenos escritores ya me siento ganador. Saludos
BorrarTu relato me ha recordado a Quasimodo, siempre entre las gárgolas de Notre Dame que eran sus únicas amigas (aparte de Esmeralda, claro).
ResponderBorrarNo me imagino a esas criaturas de piedra atacando a los humanos, pero me imagino que tanto turista puede haber terminado con su paciencia y bondad.
Mucha suerte en el concurso.
Un beso.
Gracias Rosa por pasar a leerme.
Borrar¡Hola! Qué magnífico relato ¡las gárgolas cobrando vida y deborándolos! Para los sobrevivientes, sí fue una experiencia única, aunque no digna de ser recordada. Me encantó tu forma de narrarlo. Mucho éxito en el concurso <3
ResponderBorrar¡Un abrazo!
Muchas gracias Roxana, otro abrazo para ti.
BorrarHola Xavier, aquí estoy gracias a la iniciativa del Tintero de Oro. Qué gran contraste entre la belleza de Notre Dame y la experiencia que has sabido describir de maravilla (confieso que a mí me aterra que me pase un ave cerca) ;-)
ResponderBorrarSuerte en el concurso.
un saludo
Muchas gracias Chelo, agradezco tu comentario.
BorrarHola, Xavier. Aún no repuesto del terror que inunda todo el relato, te doy las gracias por compartirlo y te felicito por la imaginativa idea que constituye su núcleo; muy original, sin duda.
ResponderBorrarTe deseo suerte en el concurso.
Un abrazo.
Gracias por leer mi relato y dejar el comentario, saludos Patxi
BorrarHola, Xavier. Llego a tu blog de la mano del Tintero de Oro. Un relato sorprendente. Fantasía y terror que ponen los pelos de punta. Suerte en el concurso. Abrazos.
BorrarMuchas gracias Lana, un abrazo.
BorrarHola Javier , he llegadoa tí a través de este concurso. Has escrito un relato que de ser un género de terror gótico has centrado la intriga hasta que se sabe al final que son las górgolas que toman vida.¡Suerte en el concurso!.
ResponderBorrarUn abrazo
Gracias María del Carmen, un abrazo.
Borrar(Me parecía haberte comentado) Lo he vuelto a leer y a disfrutar. Intenso, inquietante, estimula a seguir. Buena suerte en el concurso. Cariños
ResponderBorrarMuchas gracias Vivian también sus comentarios estimulan a seguir escribiendo.
BorrarSolo he visitado una vez París... me alegro de no haber coincidido contigo!!!
ResponderBorrarUn saludo.
Qué bueno que disfrutaste esa estancia y no ocurrió mi relato, gracias David
BorrarMe encanta la idea Xavier, por supuesto que tiene toque, estas figuras híbridas de piedra cobrando vida, bueno que dan para el horror completo. Aunque creo que todo sucede muy rápido y desde un punto de vista que no alcanza la fuerza de otras cosas que te he leído.
ResponderBorrarMucha suerte en el concurso amigo y abrazos cariñosos :)
Gracias Diana, sé que daba para más y ciertamente lo percibes bien, pasó rápido y es algo que debo mejorar. Siempre interesantes tus opiniones, saludos amiga.
BorrarHola Javier.
ResponderBorrarLe has dado un sentido muy profundo a la palabra "terror" del título. Espero no encontrarme semejante escenario cuando vaya ;).
Suerte en el tintero.
Un abrazo.
Gracias Jean, de preferencia visítalo de mañana.
BorrarHola Xavier, el tuyo es un relato intrigante, está bien ambientado.
ResponderBorrarUn abrazo.
Muchas gracias Mirta, saludos
BorrarHola Xavier, compañero, cuánto tiempo... tal vez el mismo desde que visité París jeje. Gusto en encontrarnos aquí de nuevo, en este mundo de letras. Conforme leía tu relato me imaginaba más de lo descrito, ya ves por donde me has llevado, nada menos que a esas dos torres y a esos estrechos pasadizos donde las gárgolas descansan petrificadas con ganas de que un rayo cósmico las saque de esa quietud fingida y salgan volando. Justo fue eso lo que imaginé entonces cuando las vi por primera vez y que con mucho acierto, han dialogado tus protagonistas; menos mal que el principal saliera airoso de esta aventura y lo pudiera contar. Un abrazo
ResponderBorrarQuerida Emerencia también me alegra nuevamente coincidir contigo, solo de imaginarlo no se da crédito a lo que podría suceder.Gracias por pasar, abrazos
BorrarXavier, me ha gustado tu relato.
ResponderBorrarMuchas veces nos refugiamos en "lugares" aparentemente seguros, donde feroces fieras nos devoran; mejor alejarse, es preferible morir siendo libres que comidos por las "gárgolas".
Solo es "mi particular interpretación".
Mis mejores deseos para el nuevo año y para siempre.
Un abrazo
Muy cierta tu percepción, los lugares aparentemente seguros pueden no serlo.
BorrarGracias Ana un abrazo