3 de noviembre de 2017

Reencuentro



Cuando por fin logro mirar al mismo fondo de su interior, descubrió aquella grandeza
que poseía. Tantas veces escuchó la expresión que dice lo tan pequeño que puede ser
el mundo; más nunca imaginó que la clave estaba en sus manos, la cual desapercibida pasó
durante mucho tiempo.
Allí estaba enclaustrada en el propio convento de su interior formándose y creciendo.
Se miró detenidamente de pies a cabeza y recordó a Napoleón: 
"La inteligencia de un hombre no se mide de la cabeza al suelo, sino de la cabeza al cielo".
No había duda, estaba hecho para cosas más grandes.
Tomó sus sueños, sus anhelos, sus metas que puestas en una mochila que sobre su espalda colgó,
partió con ellos a enfrentar la vida, a afrontar verdades, a luchar por lo que quería.
Ahora en grande convertido, calzando zapatos de humildad para no despegar los pies
del suelo, sabe que fue su mejor desición, aquel día que descubrió la verdad de sus límites
albergada dentro de su interior.

                                                            Xavier H©

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